Reemplazo de patas para sofás

Siendo los muebles más importantes de la sala en una casa, o en cualquier lugar destinado a ser usado por personas, los sofás son el lugar más cómodo para sentarse, y en ocasiones también lo son para acostarse a dormir en una tarde lluviosa o viendo una película, Sin embargo, sus patas pueden ser frágiles, pero afortunadamente es posible cambiarlas en casa

Cambio simple

Se debe entender que el cambio de las patas de un sofá es un trabajo que puede implicar dos cosas, carpintería y herrería, ya que dependiendo del material de las patas, esta podrán necesitar cierto tipo de arreglo, el cual va a necesitar cierto tipo de habilidades, pero con paciencia y las herramientas adecuadas, esto debería ser un trabajo simple.

Claro está que el trabajo puede facilitarse mucho, sobre todo si se pueden conseguir las piezas prefabricadas, bien sea porque el sofá es de una marca conocida o porque se cuenta con una tienda especializada en muebles. De todas formas, siempre está la opción de solicitar que se hagan las piezas por encargo, y luego instalarlas personalmente en casa.

Sin embargo, cuando las piezas se solicitan por encargo a la fábrica estas pueden tardar mucho tiempo en llegar, y si se le pide a un artesano que las fabrique, las mismas pueden tener un costo que quizás no sea elevado, pero definitivamente sería más de lo que se desearía pagar por patas de sofá.

Por ende, lo mejor es realizar los trabajos en casa, así no solo se ahorra dinero, sino que también se aprende un nuevo oficio, lo que siempre resulta interesante, sobre todo, si se es fanático de resolver los inconvenientes existentes en un hogar a lo largo del tiempo.

Cómo realizar el reemplazo de las patas del sofá

Lo primero a tener en cuenta será siempre el estado de cada una de las patas, ya que en ocasiones solo es necesario cambiar un par y no todo el juego, por lo que estas deben ser verificadas una por una para determinar el estado de deterioro que poseen. Claro está que si se ven sólidas pero presentan fisuras, deben ser reemplazadas.

  • Retirar las patas antiguas

Para poder realizar el trabajo se necesita la remoción de las patas dañadas, lo que no solo es necesario para poder instalar las nuevas, sino que también se podrá realizar una mejor compra al tener un ejemplo exacto de lo que se está buscando. Sumado a esto, dicho mueble se “condena”, y los demás no lo utilizaran, por lo que no correrá peligro de estropearse.

La remoción de las patas ha de hacerse con mucho cuidado, ya que estas pueden encajar a presión, deslizándose, o con tornillos, por lo que es necesario preservar el sistema de anclaje para poder aprovecharlo en las nuevas patas.

  • Obtener las nuevas patas

Esto es un poco complicado ya que va a depender mucho del sofá que se posea, pero lo importante de esto no es que sean exactamente las mismas, ya que algunas pueden ser adaptadas, o incluso fabricar nuevas patas. Lo importante es colocar el mismo sistema de fijación para si no necesitar realizar un cambio en la estructura propia del sofá.

  • Instalación

La colocación de las patas es un proceso realmente simple, ya que solo se necesitará tomar las patas nuevas y colocarlas en el lugar de las viejas. En ocasiones dichas patas podrán ser adquiridas con una película protectora, la cual se recomienda que sea retirada solo cuando ya estén instaladas.

Además, si las patas antiguas poseían una especie de soporte inferior de goma para evitar el deslizamiento o para no dañar el piso, lo más recomendable es retirarlos y colocarlos en las patas nuevas, en caso de que estas no tengan.

Considerar una restauración

En ocasiones la respuesta no es tomar las patas viejas, correr a la tienda y comprar una nueva, sino que puede resultar una buena opción restaurar las patas antiguas. Si estas están en buen estado de integridad y solo se ven antiestéticas, es recomendable que sean restauradas y sigan siendo útiles, lo que ahorraría mucho trabajo y dinero.

Generalmente las patas de madera son mucho más fáciles de restaurar, ya que estas solo necesitan ser lijadas y barnizadas, y si se desea cambiar su color, también pueden pintarse. Mientras que las metálicas, en especial las cromadas necesitan un trabajo un tanto más arduo, pero puede ser la ocasión perfecta para ofrecerle un toque nuevo a la sala, cambiandoles el color.

Claro está que en cada restauración se debe proteger el resultado final, por lo que aplicar un poco de esmalte para madera o metales hace que la pintura perdure por mucho tiempo, y a la misma vez le ofrece un perfecto acabado brillante, el cual hace que las mismas destaquen aún estando debajo del sofá.