Una pieza larga casi imperceptible, la cual bordea toda la puerta del refrigerador y evita que el frío generado por el compresor se escape del compartimento térmico. Se suele tener la idea de que dicha pieza es eterna, que esta no se puede dañar, pero la verdad es que puede llegar a tener ciertos problemas, e incluso a romperse.
Equipo sellado
La función de la goma del refrigerador es una sola, lo que no significa que sea insignificante, esta crea el sello hermético que permite no solo enfriar la parte interna del refrigerador, sino que también puede mantener el frío mientras el equipo está apagado a causa de un apagón, o porque se dañó el motor en un golpe de corriente.
Es por esta razón que la goma del frigorífico es tan importante, básicamente, sin importar la fuerza que tenga el mismo para enfriar, si el compartimento no es herético, no puede enfriar de manera efectiva, por lo que los periodos de espera para generar congelación se prolongan, e incluso los alimento s que allí se guardan pueden dañarse rápidamente si están a una temperatura controlada.
Por esta razón, cual se vea un pequeño desperfecto en dicha goma, si no se tiene el presupuesto suficiente para cambiar de frigorífico, o si simplemente no se considera necesario realizar el cambio, entonces es mejor que se ubique la goma que calce en esa puerta, para poder reemplazarla lo antes posible.
Hacer esa reparación rápidamente es en realidad la mejor prevención para despertar una mañana, abrir la puerta del refrigerador y no sentir el frío característico, y notar que la comida que debía estar congelada, no lo está. Realizar ese cambio representa un verdadero ahorro en varios sentidos.
Cómo cambiar la goma de refrigerador
Si bien es cierto que al pensar en hacerlo es normal pensar que no se tiene conocimiento alguno de cómo hacerlo, esto es en realidad un procedimiento sencillo, el cual solo requiere un poco de precisión para colocar la goma nueva en la misma posición, en la que se encontraba la goma antigua.
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Verifica si la goma es incrustada o de sujeción
Las gomas de sujeción son las que van atornilladas a la puerta, por lo que son fáciles de desmontar y pueden ser cambiadas en casa. Por otra parte, las gomas incrustadas con las que están insertadas en la puerta, y en ocasiones para poder reemplazarlas, es necesario cambiar toda la puerta.
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Extraer las gomas y comprar nuevas
Si se ha determinado que las gomas son de sujeción, entonces se procede a retirar las gomas deterioradas al sacar los tornillos que la sujetan, este proceso suele ser muy simple, por lo que solo se necesita un destornillador y un poco de paciencia. Al retirar las gomas antiguas se acude a la tienda a comprar nuevas.
Para comprar la goma nueva se puede anotar la longitud total de la goma, así como la marca y modelo del frigorífico en cuestión.
Si se desea una ayuda extra al momento de realizar la compra, es recomendable llevar la goma que está dañada para que busquen el mismo modelo, o uno que sea muy similar con las mismas medidas. Es necesario saber que unas medidas distintas pueden ser muy cortas o muy largas, lo que significa un mal trabajo y una pérdida de dinero
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Colocar la goma nueva
Una vez que se haya adquirido la goma correcta, se procede realizar la instalación, lo que se hace colocando la goma en su lugar con los tornillos que se retiraron originalmente. Al terminar el trabajo, la puerta se cierra y se abre un par de veces para verificar que existe un contacto total en todo el perímetro de la misma.
Luego de eso se enciende el frigorífico por un par de horas a ver si conserva el frío, y se es así, entonces se puede pasar la comida nuevamente, Es necesario aclarar que para esta reparación, se necesita un lugar momentáneo para preservar la comida que se encontraba en ese refrigerador.
Limpieza y preservación de las gomas
Las gomas de las puertas del frigorífico son lugares perfectos para que se cree moho, por lo que es necesario limpiarlas de forma constante para mantenerlas pulcras y libres de bacterias.
Una forma de hacer esto es tomar detergente con un cepillo de dientes y limpiarlas en su totalidad, sin dejar esquinas rezagadas, luego con un paño seco y limpio se va eliminando el agua dejada atrás por el cepillo.
Otra forma es utilizar cloro o lejía, los cuales han de ser diluidos en agua, y luego con una brocha o cepillo de dientes, se humedece toda la superficie para que luego repose por 10 minutos. La mezcla se elimina con agua, y luego se usa un trapo limpio y con jabón para terminar de limpiar.