El eucalipto aporta grandes beneficios a la salud humana; sus hojas tienen cientos de usos a nivel doméstico e industrial y usar sus hojas para elaborar aceite esencial es una experiencia bastante llamativa; se le puede sacar mucho provecho. Si quieres conocer la forma de elaborar aceite esencial de eucalipto en la comodidad de tu casa, te invitamos a que leas este artículo y anotes las indicaciones pertinentes.
El eucalipto y sus distintas variedades
Es un árbol recto, de hoja perenne rápido y crecimiento, perteneciente a la familia de las mirtáceas, de la cual se conocen 700 especies y algo más. Botánicamente se le conoce como Eucalyptus globulus y es originario de Oceanía. Se le cultiva a nivel mundial por su capacidad de absorción de agua y secar los terrenos pantanosos con invasión de agua de ría o de mar. Se le conoce también como “resina azul”.
Las especies más conocidas de esta planta son la Globulus (el eucalipto común, blanco o azul), la Camaldulensis (el eucalipto rojo), la Deglupta (el eucalipto arcoíris) y la Gunnii (el eucalipto de Gunn).
Del eucalipto se utilizan las hojas, ricas en aceites volátiles, resina amarga, taninos y aldehídos.
¿Qué beneficios aportan las hojas de eucalipto a la salud humana?
El eucalipto es muy apreciado por los aborígenes australianos como una planta con cualidades sanadoras y su aceite esencial se utiliza como antiséptico de amplio espectro en el área de la medicina natural. También actúa como descongestionante, reduce la fiebre, evita los espasmos, es antibiótico, estimula el sistema inmunológico reduce la presencia de glucosa en la sangre y combate las infestaciones por vermes (lombrices).
El eucalipto actúa también como astringente, ayudando a proteger al organismo contra enfermedades respiratorias tan comunes como la gripe o el resfriado. Es un muy buen expectorante, contribuyendo a fluidificar las secreciones pulmonares, sobre todo cuando se utiliza en su presentación de aceite esencial. Asimismo se utiliza paras el tratamiento del asma, que en muchos casos es difícil de tratar, convirtiéndose en una molestia constante para quien la padece. Algunos profesionales aconsejan su uso para tratar las amigdalitis más fuertes, usando su aceite o extracto diluido en otros líquidos para hacer gargarismos.
El eucalipto posee una sustancia conocida como eucaliptol, de efecto mucolítico, la cual elimina las flemas y limpia las vías respiratorias que el aire pase limpia y perfectamente; también ayuda a reducir la irritación producida por la tos continua y la inflamación nasofaríngea.
Son diversos los usos que pueden dársele al eucalipto, especialmente si es combinado con otros ingredientes. Las infusiones o cremas que contienen eucalipto son muy comunes, combinados con miel, limón o menta, los cuales aportan nutrientes para el tratamiento de la gripe, los resfriados y otras dolencias relacionadas las vías respiratorias, así como los síntomas que se les asocian (dolor de garganta, congestión nasal, tos o respiración dificultosa).
Ahora, a elaborar tu aceite esencial de eucalipto casero
He aquí los pasos que debes seguir.
Lo que necesitas:
Hojas de eucalipto frescas, aceite de almendras (coco, oliva u otro que sea natural), algunas gotas de vitamina E (para ayudar a conservar el aceite por más tiempo), una olla
Lo que debes hacer:
Deshaz con tus manos las hojas de eucalipto, triturándolas lo mejor que puedas para extraerles la máxima cantidad de aceite posible (al ser frescas las hojas, el aceite se libera con más facilidad). Pon en la olla el aceite extraído y las hojas aplastadas, agrégales el aceite de almendras, en proporción de 1 taza de aceite de almendras por cada 10 gr de hojas.
Coloca la olla sobre fuego lento para que caliente y déjala así por cinco horas, a fin de que los ingredientes se integren bien y el aroma del eucalipto impregne el aceite por completo. No descuides la olla ni el fuego; si el contenido se está calentando demasiado, mejor es que lo disminuyas. Atención: en caso de que el aceite que elegiste sea inflamable, no lo pongas al fuego: deja macerar la mezcla por 2 semanas en un sitio fresco y seco.
Independientemente de la forma en que lo hayas preparado, apenas esté listo cuélalo en un recipiente con cierre hermético, a fin de que el aroma se conserve lo más posible; utiliza para ello un paño de algodón o una tela de gasa. Extrae todo lo que te sea posible para que lo aproveches por completo. Cuando hayas terminado de colarlo, agrégale unas gotas de vitamina E, luego tapa el recipiente y consérvalo en un sitio fresco, seco y libre de luz.
El aceite esencial, así resguardado, puede conservarse hasta por seis meses.
¡Listo! Tu aceite esencial está ya presto para usarlo cuando y como tú quieras. ¿Aprendiste a elaborarlo? ¡Enhorabuena! Así que aprovéchalo y sácale todo el partido que bien puedas.