Cómo evitar que los zapatos nuevos maltraten los pies

Una de las mejores sensaciones en el mundo es comprar zapatos nuevos y poder lucirlos sin complicaciones, sin embargo, eso se hace complicada cuando los zapatos son un tanto apretados, de material rígido, o simplemente no son zapatos deportivos, por lo que en lugar de ser cómodos durante todo el día, luego de unas horas terminan molestando.

Los zapatos nuevos pueden causar un fuerte dolor

Sin importar el precio de los zapatos, su aspecto, la marca, su estilo, muchos zapatos nuevos pueden causar cierto daño a los pies durante los primeros das, lo que hace que el usarlos sea una experiencia incómoda y desagradable, la que puede hacer que las personas lleguen al punto de no querer utilizar más dichos zapatos.

En el mejor de los casos estos simplemente quedan un tanto justos y no permiten la libertad que deberían, pero eso se soluciona con el uso constante. En el peor de los casos los zapatos no solo quedan ajustados sino que causan ampollas en los pies, o rompen la parte superior del talón. Afortunadamente existen varios trucos para contrarrestar esto.

Cómo suavizar los zapatos nuevos

Lo mejor es realizar estos pasos cuando el zapato es completamente nuevo, de esta forma nos aseguramos de que utilizarlo será una grata experiencia y no una caminata por el camino del dolor. Además, realizar estos trucos sobre el zapato no significa que no serán completamente nuevos cuando se vayan a usar por primera vez.

  • Para zapatos de cuero

Un material deseado por la gran mayoría para sus zapatos, ya que representa buena calidad, trabajo manual, y durabilidad tanto del material como de la pieza en sí. Aunque este puede ser un tanto ajustado al principio, por lo que antes de comenzar a utilizar los zapatos se les debe aplicar calor para suavizar el cuero.

Esto se hace empleando un secador de pelo, y aplicando el aire emanado directamente sobre los zapatos durante un periodo de uno a dos minutos. Una vez que estos estén calientes se puede introducir el pie con un calcetín, y darle movimiento a los zapatos para que se estire el cuerpo, para que tome más flexibilidad, y por ende, sea más cómodo.

Si no se tiene un secador de pelo no es necesario pedir uno prestado, ya que dejar los zapatos al sol por unos 10 minutos en un día verdaderamente soleado, hará que estos aumenten su temperatura y sean más maleables. Un calentador o radiador casero también puede hacer el mismo trabajo, solo es necesario dejarlos cerca de este.

  • Analizar el calzado

Sin importar el tipo de zapato, es recomendable utilizarlos dentro de casa por alrededor de 1 o 2 horas, de esta forma se puede determinar si estos necesitan ser estirados, si hacen daño, o si están completamente aptos para su uso cotidiano.

Además, esto da una idea del lugar exacto donde deben ser ensanchados, haciendo que los esfuerzos se enfoquen en una zona específica y no en toda la pieza.

  • Aplica frío

No solo el calor puede tener un buen efecto en los zapatos, ya que si estos resultan ser un poco estrechos, es posible ensancharlos utilizando el frío. Esto se hace colocando una bolsa térmica dentro de cada zapato, y colocándolos en el congelador. Lo que sucede es que el agua se expande cuando se convierte en hielo, haciendo que el zapato se estire un poco.

Eso suele ser suficiente para tener zapatos más cómodos, pero se debe recordar que la bolsa ha de ser térmica, en otras palabras, tiene que ser hermética y no dejar que se salga el agua, ya que de lo contrario se puede arruinar un par de zapatos nuevos.

  • Utilizarlos constantemente

El uso frecuente de los zapatos hace que estos se amoldan al pie por la simple naturaleza de los materiales, ya que al ser sometidos a la presión ejercida por la caminata estos se van estirando poco a poco sin necesidad de aplicar calor, frío, o ningún otro método para modificar un poco su forma interna.

  • Utiliza una papa grande

Sí, esta es una técnica muy poco ortodoxa, pero muchas personas claman que les ha funcionado, por lo que si los demás métodos no surten el efecto deseado, se puede tratar de utilizar la papa.

Para realizar esto es necesario tomar una papa que sea un poco más grande que el interior del zapato en cuestión, quitarle la piel, secarla con una servilleta, e introducirla dentro del zapato para dejarla allí durante toda la noche.

Es necesario tener cierta cautela con este método, ya que de no secar muy bien la papa la humedad puede penetrar en el zapato y dañarlo, o simplemente dejar un olor fuerte dentro del mismo. Por lo que este método se recomienda sea usado solo como un último recurso.