Todo lo que debes hacer para elaborar en casa tu propio almidón.
¿Almidón? ¿Qué es eso?
Podemos definir el almidón en términos científicos como un azúcar de tipo polisacárido, es decir, un hidrato de carbono conformado por varias moléculas de azúcar unidas, que por lo general se encuentra en alimentos esenciales como el pan (en todas sus formas), las patatas, la pasta (en cualquier presentación) y el arroz. Por ser un compuesto a base de polisacáridos, se encuentra estructurado con muchas unidades de glucosa adheridas unas con otras mediante enlaces moleculares sumamente resistentes. Es esta la causa por la cual el almidón tiene la particularidad de ser resistente y muy flexible al mismo tiempo.
¿Para qué se usa el almidón?
El almidón se ha utilizado desde tiempos antiguos como ingrediente para “endurecer” la ropa al momento del planchado, así como para desmanchar la tela. Por ello es muy utilizado en gran parte de los hogares a lo largo y ancho del planeta, precisamente por su utilidad en el tratamiento de las prendas de vestir, sea para plancharlas (dándoles un aspecto regio) o bien para quitarles cualquier mancha (contribuyendo a mostrarlas impolutas).
Este producto puede adquirirse fácilmente en los supermercados; pero si te interesa ahorrar algo de dinero, puedes elaborarlo en casa por tu propia cuenta, con lo que tendrás la satisfacción de haber elaborado un producto de tales características en la comodidad de tu hogar.
¿Cómo puedes elaborar almidón en tu propia casa?
Elaborar almidón en casa es sencillo, ya que puede obtenerse a partir de las papas o del maíz, elementos de consumo cotidiano en la dieta humana.
Seguidamente, te mostraremos una forma de hacer almidón casero con ingredientes que puedes conseguir fácilmente en tu casa o en cualquier tienda de abarrotes que esté cerca de donde vives.
Lo que necesitas:
Para las dos recetas de almidón que te ofreceremos a continuación, deberás conseguir una botella con atomizador o aspersor, agua suficiente para el proceso (fría y caliente), polvo de fécula de maíz (maicena), una patata gruesa, una batidora, un colador, una sartén y varios recipientes.
Receta 1: Almidón de maíz
El almidón de maíz tiene un mayor uso, sea en la cocina, en la ropa o incluso para otros propósitos, en la mayoría de hogares. Su obtención es, con toda seguridad, de lo más sencilla.
Lo que debes hacer: Vierte 2 tazas de agua caliente y una cucharadita de polvo de fécula de maíz dentro de la botella con atomizador. Luego agítala hasta que el polvo de fécula de maíz se hay disuelto. La solución ya preparada tiene gran utilidad, principalmente en el planchado de prendas de vestir. En caso de necesitar que tus prendas de vestir tengan algo más de rigidez, bastará con que le añadas a la solución una cucharadita de fécula de maíz. Esta preparación casera es similar, en cuanto a efectividad, a cualquier otro producto disponible en el mercado, sólo que menos costoso y, por lo general, más sostenible.
Receta 2: Almidón de patatas
Esta clase de almidón casero es algo más complejo de elaborar, pero los ingredientes para su obtención son más sencillos de conseguir.
Lo que debes hacer: Escoge una papa de buen grosor y regular forma, lo suficientemente fresca para que conserve intactas todas sus cualidades. Después retira la cáscara de la patata, así como las protuberancias y cualquier parte que no tenga color. Luego pon la patata en un recipiente y tritúrala; a tal efecto, agrega en el recipiente 1 litro de agua, junto con la papa y mezcla todo valiéndote de la batidora, hasta que consigas una masa uniforme y opaca. Viértela en un colador y pon éste sobre otro recipiente, de modo que el líquido contenido en ella se deposite en él. Después de esto, vierte dentro de otro recipiente el líquido que has obtenido.
A continuación, añade 1 litro de agua y deja que el conjunto repose por cerca de 1 hora. Cuando haya pasado el tiempo antes expuesto, observa el recipiente; el almidón blanco debe haberse depositado hacia el fondo del mismo. De ser así, vierte el líquido dentro de otro recipiente, cúbrelo con un paño limpio y deja reposar el conjunto por ½ hora aproximadamente. Transcurrido este tiempo, vierte todo en una sartén antiadherente y mezcla hasta que obtengas un producto de consistencia suave y apariencia compacta. A tal efecto, agrega a la mezcla ¼ de taza de agua fría.
Añade 2 tazas de agua hirviendo y revuelve el conjunto de manera constante para que mantenga la misma consistencia y se evite la formación de grumos. Después coloca la mezcla en la cocina y ponla al fuego por 2 o 3 minutos. Al finalizar, vierte el preparado dentro de una botella con dosificador y agrégale 1 taza de agua fría.
¡Listo!.